Todo es mágico. Cogimos el tren en Zurich a primera hora de la mañana, ya el camino hacia allí es único, campos nevados, riachuelos inmóbiles por el hielo, mantos de árboles cristalizados...
El tren te deja en el pueblo y desde allí coges un autobús que te lleva hasta los pies del edificio. Había leído y visto fotos sobre la construcción antes de ir, pero sólo bajar del autobús y levantar la vista supe que tenía que borrar y gravar de nuevo...Todo el frío que tenía se me quitó de golpe...
El interior te lleva a vivir una experiencia sensorial única. Enormes losas de piedra local, barandillas, toalleros y chorros de agua tubulares de bronce, bombillas diminutas como única iluminación artificial, tumbonas de madera como único mobiliario... no hay elementos que turbien esa paz y relajación que uno busca cuando va a un spa.
Todas las piscinas son magníficas, pero las mejores experiencias sensoriales fueron, Resonance Room, una piscina con paredes de 6 metros de alto lo que hace que se cree un eco con la propia voz que recuerda a los cantos de meditación budista y Flower Bath, una piscina a 33 grados con flores de caléndula; y la piscina Exterior, bañarse rodeado de bosques helados y nieve y sentir los chorros de agua caliente en la espalda es...realmente explicar lo que se siente es dificil así que os animo a ir.
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